Así como los niños necesitan de un profesional de la salud acorde a sus necesidades de desarrollo y crecimiento -en este caso un pediatra- los adultos mayores también tienen necesidades propias, que es más favorable que sean tratadas por un profesional geriátrico.
Lamentablemente, su papel en el sistema de atención de salud sigue siendo poco comprendido y sus conocimientos, subutilizados. Un especialista geriátrico tiene su formación especializada para entender mejor cómo múltiples problemas médicos interactúan en las personas mayores, y la manera en la que dichas patologías pueden afectar su calidad de vida.
Para ser más precisos, los geriatras suelen ser internistas o médicos familiares que han pasado un año adicional entrenándose en las necesidades únicas de atención médica de los adultos mayores.
Entre las funciones y competencias de un geriatra, incluyen:
– La optimización del funcionamiento y el bienestar de los adultos mayores, principalmente
– Ayudar a las personas de la tercera edad y a sus familias a tener claras sus metas de atención y diseñar planes acordes; gestión integral de medicamentos; coordinación amplia de los servicios; y proporcionar cuidados paliativos y del final de la vida
– Identificar síndromes geriátricos, tales como las caídas, la incontinencia, la debilidad muscular, la fragilidad, la fatiga, el deterioro cognitivo y el delirio
Una consulta geriátrica normalmente involucra dos citas: una para realizar una evaluación integral de su funcionamiento físico, psicológico, cognitivo y social, y otra para revisar un plan de atención propuesto.
Fuente: https://khn.org/news/