Definitivamente la adultez mayor trae consigo una serie de cambios que dependen del estilo de vida social y familiar en donde la persona se desenvuelve.
Ante el estigma que se tiene sobre la vejez en nuestra cultura occidental, tenemos un miedo irracional sobre esta etapa de la vida, ya que la mayoría piensa que la vejez es un declive, el principio del fin aunado de una serie de cambios físicos y mentales por los cuales tendremos que depender de terceros, perdiendo nuestra total autonomía.
Otro factor que se ve afectado en la vida mayor adulta es la interacción social. La participación en los sistemas sociales construidos tiende a disminuir, creando rezago y marginación social a este grupo de personas. Sin embargo la socialización es fundamental para la salud de los adultos mayores.
A través de la socialización se refuerza el vínculo de amistad o familiar, permite que la persona distribuya equilibradamente su tiempo y contribuye a mejorar su calidad de vida. De la misma manera, la integración social depende de las redes de apoyo con las que cuente el adulto mayor, entendiendo éstas como aquellas relaciones significativas que una persona establece cotidianamente y a lo largo de su vida (Zapata,2001, p. 92), estas pueden ser pareja, familiares, amigos o compañeros de trabajo, por ejemplo.
Las estancias para adultos mayores pueden resultar beneficiosas para una sana convivencia, que le permitirá crear nuevas amistades y relacionarse con personas de su edad, con los mismos recuerdos, gustos y entendimientos que hagan sentir a la persona comprendida, pasando un día con actividades que le brinden estímulos positivos a su día a día.
Fuente:
http://www.scielo.org.co/pdf/rups/v7n1/v7n1a19.pdf
Zapata, H. (2001). Adulto mayor: participación e identidad. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, 1, 189-197.