La mayoría de las personas cree que la demencia es un síntoma de la vejez, sin embargo y por más sorprendente que parezca, la demencia solamente afecta gravemente a un 5% de la población anciana. Incluso existen personas mayores entre 70 y 90 años capaces de cumplir y de satisfacer sus necesidades primarias por cuenta propia.
Ahora bien, ¿cómo saber si una persona está pasando por un proceso de pérdida de memoria?
Si bien es un proceso progresivo, la persona con demencia al principio puede presentar cambios en su personalidad. Ciertas personas se vuelven irritables, depresivas o con un humor más apático. Estos cambios de humor pueden ser comprensibles, por el sentimiento de impotencia e inseguridad al olvidar procedimientos que regularmente hacían de forma automática.
Cuando estas dificultades para pensar, recordar o aprender, en conjunto con cambios adversos de humor y en su personalidad, es importante acudir con un médico geriátrico para que lleve a cabo un diagnóstico completo y de esta manera poder tomar una decisión sobre el tratamiento adecuado.
Por otro lado también debemos percatarnos si la persona padece de un cuadro depresivo que pudiera coadyuvar a la pérdida de memoria. Para estos casos será necesaria la ayuda de un psiquiatra experto en geriatría que determine la terapia más conveniente para el paciente.
Una valoración de terapia ocupacional ayuda a determinar hasta qué punto la persona es capaz de valerse por sí misma y desde este punto ayudarla a vivir una vida más tranquila en función de sus posibilidades.
Existen muchas causas por las que una persona puede desarrollar síntomas de demencia, y algunas de ellas se pueden tratar si se diagnostican a tiempo, pero pueden resultar irreversibles si no se les presta la debida atención.
Fuente: Mace L. Nancy, Rabins v. Peter. 2004. El Día de 36 horas, Barcelona, Esp. Ediciones Paidós Ibérica, S.A.